Volumen 21, Número 1, enero/febrero del 2011
Traducido del inMotion – The Importance of Gait Training
Por ScottCummings,técnico protésico, ortoprotésico acreditado y miembro de la FAAOP
Volver a caminar con “normalidad” es el objetivo de casi todas las personas a las que se les ha amputado una extremidad inferior. En el contexto de este artículo, “normal” se define como un patrón de marcha simétrico que coincide con el rango “promedio” en términos de postura, longitud de los pasos, velocidad, posicionamiento de las extremidades, etc. No obstante, la amputación de una extremidad inferior presenta diversos desafíos en lo que respecta a desplazarse de un modo seguro sin que esto implique un desgaste excesivo de energía. Por lo general, cuanto más alto es el nivel de amputación, mayores son las probabilidades de que existan desviaciones o “cojeras” en el andar. Esto se debe a que con cada segmento de la anatomía que se pierde por una amputación, también se pierden receptores sensoriales, musculatura y apalancamiento. Por consiguiente, el patrón de marcha de una persona con un nivel de amputación más alto suele ser menos estable y demandar más energía que el de una persona con un nivel de amputación más bajo.
A casi todas las personas a las que se les ha amputado una extremidad inferior, en algún punto de su recuperación, les resultará beneficioso entrenar el modo de andar para ayudar a normalizar el patrón de marcha. Todos coincidirán en que las personas más beneficiadas son las recién amputadas, puesto que el uso de una prótesis es un desafío nuevo para ellas. Aparte de los ejercicios previos a la amputación supervisados por un fisioterapeuta, el protésico proporciona el entrenamiento inicial como parte de los cuidados durante la colocación de la prótesis. Estos cuidados incluyen la alineación de la prótesis para garantizar que los componentes o piezas de la prótesis se dispongan de forma tal que optimicen el patrón de marcha. El protésico también da las instrucciones iniciales sobre el modo de andar para asegurarse de que el usuario de la prótesis pueda pararse y caminar de un modo estable y seguro. Este proceso suele comenzar en las barras paralelas, donde suele utilizarse un cinturón de seguridad por si el recién amputado pierde el equilibrio. En esta etapa, conviene que participe un fisioterapeuta para realizar sesiones periódicas de entrenamiento del modo de andar. Una vez que se determine que la estabilidad es constante, se puede pasar de las barras paralelas a un andador o muletas.
Con el tiempo, muchos usuarios de prótesis evolucionan de modo tal que pueden usar un simple bastón o incluso prescindir de cualquier dispositivo de ayuda. Cabe destacar que el uso de un dispositivo de ayuda no es un signo de discapacidad, sino una forma de mejorar la estabilidad y, por ende, la funcionalidad de la persona. El entrenamiento del modo de andar es útil hasta para los amputados que han usado una prótesis durante años. Este entrenamiento podría consistir en visitas ocasionales al terapeuta para realizar un “ajuste” o para aprender nuevas habilidades, como subir escaleras paso a paso, caminar por superficies irregulares o incluso correr. Es importante que el protésico y el terapeuta mantengan una comunicación fluida durante el proceso de entrenamiento, ya que cualquier cambio en la prótesis afectará el patrón de marcha, y viceversa. Esto es fundamental si se tienen en cuenta la complejidad de los componentes protésicos actuales y el mayor cuidado que se debe tener al ajustarlos. Además, el amputado logrará resultados más rápido si al menos tiene una comprensión básica del modo en que funcionan la prótesis y sus componentes.
El entrenamiento del modo de andar a cargo de un fisioterapeuta experimentado puede darse en diversos entornos. Para el recién amputado, es probable que el entrenamiento con la prótesis nueva se realice en un centro de rehabilitación o un centro de cuidados especializados (SNF, por sus siglas en inglés). Aquí se cubren las funciones básicas, como distribuir el peso de un lado a otro, marchar en el lugar, mantener el equilibrio en una sola pierna y dar pasos laterales. Estas técnicas suelen desarrollarse con la ayuda de barras paralelas y, a menudo, requieren el uso de un espejo de cuerpo entero que permita observar la postura y la posición del pie. En ocasiones, el entrenamiento se realiza en el hogar del amputado bajo la supervisión de un fisioterapeuta a domicilio. Si bien en este caso no hay acceso a barras paralelas y otros equipos, algunos consideran útil que el aprendizaje se desarrolle en un entorno familiar con obstáculos reales. Otra opción es acudir a una clínica de fisioterapia para pacientes ambulatorios que ofrezca entrenamiento del modo de andar en un entorno más progresista. En estos lugares, el trabajo suele centrarse en tareas más avanzadas, como caminar sin un dispositivo de ayuda, subir escaleras, atravesar pendientes y caminar a diferentes velocidades. Al cabo de un tiempo, algunos amputados aprenden a caminar por superficies irregulares o cargando objetos grandes, e incluso aprenden a correr.
A lo anterior se suma un programa de ejercicios para incrementar la fuerza y la amplitud de movimiento. Esto aumenta las posibilidades de alcanzar las metas funcionales. Si bien hay muchas técnicas diferentes que se pueden incorporar a las sesiones de entrenamiento del modo de andar, al parecer hay dos que se destacan. La primera comprende la enseñanza de “habilidades fragmentarias”, es decir, el patrón de marcha se fragmenta en una secuencia de eventos que se practican en forma individual y luego se los combina para formar dicho patrón. La segunda técnica es un enfoque más bien integral en el que todos los aspectos del patrón de marcha se practican al mismo tiempo sin concentrarse mucho en los eventos individuales. En su lugar, se deja que el cuerpo encuentre de un modo natural la forma de caminar más estable y eficiente. El fisioterapeuta y el protésico pueden probar una o ambas estrategias para obtener el mejor resultado.
La comunicación y el trabajo en equipo entre los protésicos y los fisioterapeutas son muy importantes para que las personas amputadas puedan alcanzar sus metas con una prótesis. La capacidad de una persona para desplazarse con una prótesis depende en parte de la confianza, la cual se puede desarrollar con la práctica. Por desgracia, los seguros de salud en ocasiones tienden a restringir las opciones de tratamiento, pero es importante que una persona esté dispuesta a luchar por recibir la mejor atención, y luego aproveche al máximo la oportunidad trabajando con esfuerzo e inteligencia.
Foto cortesía de Next Step Orthotics & Prosthetics, Inc.